adivinanzas para niños

Al revolver una esquina
me encontré con un convento,
las monjas vestidas de blanco,
la superiora en el centro,
más arriba dos ventanas,
más todavía un par de espejos
y en lo más alto la plaza
donde pasean los caballeros.

 

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Cuando sonríes asoman blancos como el azahar unas cositas que cortan y que pueden masticar.

A muchos se lo suelen tomar si antes no se ha ido a pelar.

Hay en la plaza nueva un monte, y en él dos cuevas. Más abajo un pozo hondo que tiene el brocal rojo. Altas ventanas, iguales, y en ellas, dos niñas bellas que, a través de los cristales, todo lo ven y lo observan.

Si aciertas esta pregunta, te anotarás un buen tanto: ¿qué cosa acabada en punta tienes entre risa y llanto?

Si los abro veo si los cierro sueño.

¿Quién seré yo que encerrada soy donde quiera que voy, me encuentro siempre mojada y al cielo pegada estoy.

Tengo un tabique en el medio y dos ventanas a los lados por las que entra el aire puro y sale el ya respirado.

Dos hermanos sonrosados, juntos en silencio están, pero siempre necesitan separarse para hablar.

Entre dos murallas blancas hay una flor colorada, que con lluvia o con buen tiempo, está siempre bien mojada.

Dicen que son de dos, pero siempre son de una.