No es reloj,
pero hace TIC TAC,
no usa pilas
pero no para de andar…
más adivinanzas del cuerpo humano...
En un huerto no muy llano hay dos cristalinas fuentes, no está a gusto el hortelano, cuando crecen las corrientes.
Atrás panza y delante espinazo, aciértamelo pedazo de ganso.
Cuando sonríes asoman blancos como el azahar unas cositas que cortan y que pueden masticar.
Del nogal vengo, y en el cuello del hombre, me cuelgo.
En la jirafa descuella, bajo la barba del rey, lo tiene cualquier botella, la camisa o el jersey.
Tiene grandes pabellones, pero no tiene habitaciones.
Pozo hondo, soga larga, y si no se dobla no alcanza.
Al revolver una esquina me encontré con un convento, las monjas vestidas de blanco, la superiora en el centro, más arriba dos ventanas, más todavía un par de espejos y en lo más alto la plaza donde pasean los caballeros.
Adivina, adivinanza, tiene un solo ojo y una cara ancha.
Parecen persianas, que suben y bajan.