Ruedo y ruedo,
y en los bolsillos me quedo.
más adivinanzas de cosas de la casa...
Siempre andamos por el suelo de alcobas y de salones y en historias orientales hasta hacemos algún vuelo.
Aunque al dormir me consultan, nunca suelo contestar.
Caja llena de soldados, todos largos y delgados, con gorritos colorados.
Está hecha de metal, de madera o de cristal y golpes siempre recibe cuando la entrada prohíbe.
Muy bonito por delante y muy feo por detrás; me transformo a cada instante, pues imito a los demás.
En la mesa me ponen y sobre mí todos comen.
Soy liso y llano en extremo, y, aunque me falta la voz, digo en su cara a cualquiera la más leve imperfección; contesto al que me pregunta sin lisonja ni aflicción, y si mala cara pone, la misma le pongo yo.
Todos me buscan, para descansar, si ya te lo he dicho, no lo pienses más.
Doy vueltas y no soy tiempo, un secreto sé guardar, si no me cuidan, me pierdo. ¿Con mi nombre sabrás dar?
Sale de la sala, entra en la cocina, meneando la cola como una gallina.
