adivinanzas para niños
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las adivinanzas para niños más diver

Para unos soy muy corto;
para otros, regular;
para los tristes muy largo;
para Dios, la eternidad.


Pisados, siempre en el suelo,
recibiendo malos tratos,
y sin señales de duelo.

De día llenos de carne,
de noche con la boca al aire.

Dos hermanitos muy igualitos,
en llegando a viejecitos
abren los ojitos.


No me utilizan los patos
más me llevan de apellido,
con «Z» empieza mi nombre,
¡y ya el resto es pan comido!

Me lleváis,
me traéis,
y si sois nuevos
quizás me mordéis.


Tengo copa y no soy árbol,
tengo alas y no soy pájaro;
protejo del sol a mi amo,
en invierno y en verano.

Una copa redonda y negra,
boca arriba está vacía,
boca abajo está llena.


Tamaño de una cazuela,
tiene alas y no vuela.

Santa con nombre de flor,
y, a pesar de este retrato,
me confunden con zapato.


Por la noche me lo pongo,
por el día me lo quito
y en la siesta lo uso un poquito.

Se pone para dormir,
aunque no es un camisón,
puede ser de lana, seda o algodón.


Destacan en las orejas
creyéndose independientes,
van casi siempre en parejas.

Nuestra dueña nos coloca
uno a cada lado,
siempre pendientes,
siempre colgados.


Con varillas me sostengo
y con la lluvia voy y vengo.

Ahí vienen dos:
uno se moja
y el otro no.


En tus manos estoy limpio,
en tus ventanas me ensucio,
si sucio, me ponen limpio,
si limpio, me ponen sucio.

Para salir a la esquina
ponte pan en el talón y camina.


Dos buenas piernas tenemos
y no podemos andar,
pero el hombre sin nosotros
no se puede presentar.

Aunque las adornamos a ellas
cuando no tenemos carreras,
la gente tiene manía
de no llamarnos enteras.


Resuélveme este dilema:
«soy una, pero soy media».

Mi ser por un punto empieza,
por un punto ha de acabar,
el que mi nombre acierte
sólo dirá la mitad.


Puedes llevarlo en el pelo
y, a veces, en los zapatos,
se coloca en la cintura
y en el rabo de los gatos.